miércoles, 15 de junio de 2011

ZRC

2011 enero

ZRC

A la lumbre de tu improvisada sonrisa,
decubrí que ni vos ni yo somos dueños del rumbo,
entendí que no podría entender nada de la vida,
hasta no entender algo de mí misma.

La rueda de la fortuna empezó a girar,
pero esta vez yo no tiré los dados.
Apenas soy guardiana de mis pensamientos
y esclava de mis sentimientos.

Tan vulnerable como hoja seca en invierno,
volé sin dirección, sometida solo por el viento.
Y como es prudente en esos casos,
dejé pasar el tiempo.
Como una esperanza.

El tiempo desfiló egoista,
llevándose recuerdos con sentimientos.
Curtió mi piel de otoño,
pero se olvidó del después.

Y estuve tan prisionera de mi propia ceguera
que apenas fui capaz de adivinar
lo que el destino, mi destino
ya daba por descontado.

Y ahora el brillo húmedo de tus ojos,
me hace darme cuenta de sólo una cosa.
De que el tiempo lo cura todo,
menos la verdad.

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