lunes, 25 de julio de 2011

Instrucciones para jugar escondidas con elefantes violetas

Instrucciones para jugar escondidas con elefantes violetas (Escrito el jueves 19 de mayo de 2011)



Se comenta por todas las callecitas del barrio, porque ya no es mas un secreto (las cosas obvias no son secretos para nadie), que jugar a las escondidas con los elefantes violetas de la plaza ya no es lo mismo que era antes. No sé a quién le habrá afectado más arrancar las hojas de los calendarios y hacerlos bollos para ser reciclados, reciclando así una parte de la vida.

Pero sí sé que tanto ellos como nosotros, los muchachos de la plaza, no jugamos con el mismo entusiasmo de cuando rezábamos porque los atardeceres sean infinitos e ingenuamente pensábamos que nuestras suplicias iban a ser escuchadas por algún poder mágico.
Algo cambió, y todos sabemos porque, todos nos quisimos olvidar las reglas como si de esa forma pudiéramos borrarlo a él. Qué idiotas.
A pesar de que ya a nadie le interesa voy a la plaza todos los días para anunciar día a día que las reglas no cambiaron, que son las mismas.

-La contadita tendrá que durar hasta el número 23,5... Segundo exacto y suficiente en el que ya todos se han logrado esconder. Bueno, todos a excepción de él.

-Con respecto a los escondites nadie se podrá esconder atrás de algo, ni abajo, ni arriba, ni delante y bajo ninguna circunstancia en alguno de sus dos costados. Esta regla no contiene ninguna excepción, ya se hable de elefantes o de muchachos. El único con el privilegio a ocultarse es él. Bah, privilegio... Pobre no sabe que lo estamos condenando a ser el chivo expiatorio.

-Cuando un jugador es encontrado tendrá que reventar un globo golpeándolo con el elefante más cercano. Es obvio que nunca van a poder levantar un elefante y estarán condenados eternamente a ser arrojado al río donde solo se mojan los perdedores de Las Escondidas.

-En el caso de los perdedores, oh salvados están los perdedores, nadarán con ignorancia sin usar las manos ni los pies, guiados hacia una luz que emita un aparato al que denominan tecnología... El que primero llegue tendrá la ilusión de gritar, sin emitir ningún sonido, un fuerte "pica" mudo y así salvarse egoistamente de la profundidad del río de los perdedores.

-En el remoto y fantástico caso de que logre explotar el globo y evitar de las imponentes olas de aquel río, deberá dirigirse al poste de luz más cercano y lograr vislumbrar el significado de la luz, antes de que el elefante pase a un violeta más grisáceo, y ahí gritar junto con la voz de los condenados "pica para todos mis compas" y de esta manera salvarlos a aquellos de los feroces castigos que regala las escondidas a los idiotas que no pueden ver más allá de los ríos, los elefantes y las reglas.


Supongo que todos quieren saber mas sobre él. La verdad es que nunca entendí cómo es que le gustaba jugar. Jugaba y jugaba con una sonrisa de oreja a oreja (que vale destacar: muchas veces me atemorizaba).
Hablo en pasado porque hoy en día no sigue jugando. Todo cambió cuando, nadie sabe cómo, pudo reventar un globo con un elefante y así se consagró en la gloria de este magnífico juego.
Porque fue el único. el primero que logró ganarle a las escondidas de los elefantes (y no cualquier tipo de elefantes, sino los violetas, que son sin lugar a duda los más difíciles)
Sobre cómo levantó al elefante hay muchas versiones; era otra época en donde todos mezclabamos a la realidad con una medida personal de imaginación. En algunos casos más, en otros menos. Algunos dicen que sólo lo tuvo que tocar, otros que le bastó con mirarlo pervertidamente, y otros en su punto máximo de creatividad, que un ejército de piratas le debía un favor y bueno, se podrán imaginar...
Es poco importante saber cómo lo hizo. No cambia la historia. Lo único importante es que nadie podría haber imaginado que aquel... aquel condenado a ser el diferente, pudo ser la envidia de todos al descubrir la magia. De todos modos, nadie pudo nunca suponer que esa magia requería de un costo muy alto. En esa envidia, no se consideraba el dolor mágico.
Sólo segundos después todos pudieron comprender que para ganarle al juego tuvo que dejar su vida de lado y fue así como nunca más volvimos a saber de él.